Este mes han coincidido dos exposiciones itinerantes en las calles de Barcelona, la de Igor Mitoraj en la Rambla de Catalunya y la de HA Schult en la Plaza Real, y la semana pasada me di una vuelta al salir del trabajo (por cierto, me encontré a Guillem en la de Mitoraj). Es curioso esto de las exposiciones itinerantes y callejeras, porque la de Mitoraj ya la había visto en Palma el verano pasado (aunque no son exactamente las mismas piezas), pero allí era en los jardines de la catedral y aquí en medio del tráfico de la Rambla, y cuando una exposición se hace en la calle, y no en el recinto neutro de una galería o de un museo, se empapa de las características del lugar, interactúa con el contexto y no es lo mismo en un sitio que en otro.

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Bueno, pues empecé en la Plaza Real viendo las figuras alineadas de HA Shult hechas con restos metálicos de la basura (la genial fotografía de arriba es de Jazamarripae). La verdad es que lo primero que me vino a la cabeza fueron las hileras de guerreros de terracota del primer emperador de la China, Qín ShÐhuáng, y creo que no soy el único que ha pensado esto. Las esculturas, sean de lo que sean, suelen presentarse aisladas, y el único referente que tengo de semejante exhibición conjunta son los guerreros Xian. También es curioso el tema, porque mientras los faraones egipcios construían sus tumbas individuales como pirámides geométricas apuntando al cielo, Qín ShÐhuáng escondió una copia de todos los guerreros de su ejército bajo tierra, se enterró en la tierra con su gente después de fundar un imperio.

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Pero bueno, las figuras de Shult no están hechas de terracota sino de basura, y más que guerreros parecen zombies. Tampoco están enterradas en el campo, sino en medio de la misma ciudad que produce esa basura. La basura se vuelve antropomórfica (con un buen molde), se levanta y ocupa una plaza. Tú vas y te paseas por en medio, se convierte en un acontecimiento y empieza a generar interacciones físicas y simbólicas. Te quedas pensando y escribes algo, que pertenece a ese mismo universo de interacciones.

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Pues voy a seguir interactuando. Que las figuras estén hechas de basura es una parte fundamental (y espectacular) junto a la distribución horizontal. Esto resulta significativo viniendo de un escultor alemán, que ha escogido la basura intencionalmente, porque si se tratase de un escultor africano que trabaja con lo que tiene a mano (que los hay), el significado de la materia prima cambiaría ligeramente, pero bueno. La basura forma parte del mensaje, y aquí el mensaje cruza la marginalidad de la materia prima recuperada con la potencia de esa disposición múltiple que ocupa una plaza. Aquí la basura te trata de igual a igual.

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De Mitoraj ya hablé en otro post (cuando lo vi en Palma), pero esta vez, después de haber visto las figuras de Schult (y además del cambio de escenario), hay algunas cosas que todavía quedan más evidentes. Mientras Schult pone en pie la basura con una distribución que recuerda el testamento de un emperador chino, Mitoraj utiliza el prestigio de la tradición clásica, lo refuerza con el tamaño y lo sigue restando con las mutilaciones, las grietas y las vendas. La iconografía clasica se recrea maltrecha, mientras las latas de cocacola vacías, las placas base deshauciadas o los faros de automóvil huérfanos se estiran en figuras antropomórficas de tu misma altura. Vivimos tiempos interesantes, unas estructuras se descomponen y se recomponen otras, y esto quiere decir cambio. Bueno, hasta aquí llegué en mi paseito cultural del otro día.